La flexografía se ha convertido en uno de los sistemas de impresión más demandados. Aunque no se trata de una técnica novedosa, lo cierto es que ha ido avanzando a lo largo de los años mejorando considerablemente su acabado.

Es una de las técnicas utilizadas en Litografía Romero, por lo que hoy queremos profundizar un poco más en su origen, ya que, como toda historia de la imprenta, es cuanto menos, curiosa.

El origen de la flexografía

Los expertos reportan la aparición de la flexografía al siglo XVIII. Por aquel entonces se inventó una máquina de impresión en Inglaterra con un sistema mecánico y rotativo. En 1890 Bibby Baron diseñó la primera máquina que consistía en un cilindro de impresión asistido de torres de color en el perímetro de un tambor para así imprimir bolsas de papel. Lo cierto es que el invento como tal no fue exitoso, pero realmente se considera el origen de la primera máquina de impresión de la flexografía tal y como la entendemos hoy en día.

Unos años más tarde, en 1905, se patentó la primera máquina de flexografía destinada a la impresión de bolsas de papel, que utilizaba como colorantes aceites de anilina diluidos en alcohol. Veinte años más tarde, este proceso ya era conocido en Alemania como impresión en caucho.

Y es que la flexografía funciona de manera muy similar que cualquier sello de caucho que se utiliza en prácticamente todas las oficinas. Eso sí, con la clara diferencia de poder hacer miles de impresiones por hora. El funcionamiento es sencillo: existe una placa flexible con relieves que coinciden con las zonas a imprimir.

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