A finales del siglo XIX el mundo está en plena renovación industrial y, Canarias, acorde con los tiempos, acelera su proceso de modernización afrontando el siglo XX con decisión y confianza.
Don Ángel Romero Tardido, un andaluz especialista en Artes Gráficas y excelente grabador, recala en Santa Cruz de Tenerife camino de Cuba (donde pretendía instalar su empresa). Decide, pues, cambiar la aventura americana por la aventura canaria, y funda, en 1880, Litografía Romero con una intención: cambiar el concepto de aventura por el de vocación a sumarse al desarrollo y crecimiento de Canarias.
Así llegamos a los años 60, dejando atrás las primeras ubicaciones de Litografía Romero en la calle del Castillo, calle de San Francisco y calle de Imeldo Serís (antes de Barranquillo) así como el primer motor de gas pobre, las dinamos que proporcionaron la continuidad del fluido eléctrico en época de restricciones en la I Guerra Mundial (incluso ya se vislumbraba la vocación de servicio a la industria y sociedad canaria, pues el suministro eléctrico sobrante se compartía con las empresas que albergaban el Diario La Prensa y la fábrica de tabacos de Don Ignacio Zamorano) y las corsas, una suerte de trineo de madera tirado por bueyes para transportar la maquinaria pesada por las empinadas calles de Santa Cruz de Tenerife.
En la década de los años 60 se vive un periodo de intensa productividad en la impresión de libros para Latinoamérica, fundamentalmente para grandes editoriales de Venezuela y Bolivia. También se inician los contactos con editoriales inglesas, lo que propicia una enorme producción para diversos países, entre ellos, los países africanos vecinos.
A partir de la década de los años 70 se intensifica la producción en el mercado interior debido al auge en la elaboración de cigarrillos en Canarias. En el año 1975, como consecuencia de la crisis del petróleo, la familia Romero, propietaria de la compañía, no puede acudir a solventar los problemas de financiación que la acosaba y ponía en riesgo su continuidad, por lo que los accionistas institucionales Sodican, Caja General de Ahorros de Canarias, el Excmo. Cabildo Insular de Tenerife y otros pequeños inversores, clientes y amigos, se hacen con la totalidad del capital. Después de unos años de gran incertidumbre y dificultades, debido a la crisis internacional que se extiende por el mundo, la compañía, fiel a la filosofía de sus fundadores, instala en 1980, un siglo después de su fundación, la primera máquina de huecograbado y seis años después se instala una segunda, que en aquellos tiempos, son las más avanzadas de España.
En la década de los años 90, se busca un accionista capaz de incorporar al desarrollo existente el liderazgo en el sector. El grupo suizo Rentsch, que era una empresa familiar, se convierte en el accionista ideal que nos posiciona como el gran líder de las Artes Gráficas en Canarias y en los primeros puestos de orden nacional y europeo.
En la actualidad, el grupo Amcor Rentsch ya no tiene participación en Litografía Romero pero la tecnología con la que contamos, el servicio, el trabajo bien hecho y la profesionalidad nos mantiene como líderes en el sector y en Canarias.